Hacia un modelo inclusivo participativo de empresa (Juan Manuel Sinde)

11/12/2017

En las últimas décadas dos han sido los factores más importantes que han modificado el escenario competitivo para las empresas de todo el mundo: el acelerado avance de los descubrimientos científicos y técnicos y la globalización de los procesos económicos.  Estos factores inciden especialmente en la industria, sector en el que las empresas vascas deben competir por calidad, innovación y respuesta a las necesidades de los clientes con empresas de países con costes laborales muy inferiores a los nuestros.

Con ese marco, la competitividad de las empresas depende en gran medida de sus profesionales, de sus conocimientos técnicos y capacidad de innovación pero también de su capacidad de trabajar en equipo, su empatía con los problemas de los clientes,…

En ese contexto, la Asociación de Amigos de Arizmendiarrieta ha buscado aportar unas referencias concretas para la elaboración de un modelo empresarial capaz de responder a ese nuevo escenario siendo, a la vez, susceptible de ser aplicado adaptándolo a la realidad específica de cada empresa.

Se ha elaborado en base a las conclusiones de un Seminario, en el que durante varios meses personas con diferentes sensibilidades políticas, sindicales y empresariales del País Vasco, junto con expertos del mundo empresarial han reflexionado sobre un Nuevo Modelo de Empresa.  Recoge también una síntesis de aportaciones relevantes recibidas de otros destacados agentes económicos y sociales vascos.

No se trata, en cualquier caso, de un modelo rígido ni definitivo.  Está abierto a nuevas aportaciones de dichos agentes y está pensado para que se pueda adoptar de forma modular y parcial y no necesariamente global.

La propuesta no pretende, por otro lado, negar la existencia de diferentes intereses entre capital y trabajo sino buscar nuevos modos de canalizar ese conflicto mediante la participación de los trabajadores en la empresa.  Que, por otro lado, lleve a beneficios para todos, como alternativa al paradigma de confrontación como actitud básica, eficaz a veces a corto plazo pero de consecuencias potencialmente muy negativas para las generaciones venideras.

Parte de considerar, además, la importante contribución potencial de la empresa al Bien Común, con lo que esto supone de creación de riqueza y empleo, en el marco de un proyecto sostenible a largo plazo, implicación de todos los stakeholders en su desarrollo y satisfacción de sus intereses de forma equilibrada.

Este nuevo modelo, que hemos denominado inclusivo-participativo se apoyaría en los siguientes ejes y políticas concretas:

1.- Una cultura de cooperación, corresponsabilidad y preocupación por las personas (frente a la confrontación como criterio básico).

Ello comenzaría con crear un clima de confianza mediante una política de transparencia informativa sobre las variables y políticas más importantes de la empresa, así como desarrollar planes de formación con objetivos de dedicación por trabajador e incluyendo en los mismos tanto formación técnica como formación de gestión.

Implicaría impulsar políticas retributivas que no generen una gran desigualdad y favorezcan la cohesión social y establecer sistemas periódicos de evaluación y mejora continua de la satisfacción y necesidades de las personas trabajadoras.

Asimismo, priorizar la promoción interna para asignar funciones de mayor responsabilidad y, en otro ámbito, incorporar a la mujer en igualdad de condiciones y favorecer la conciliación familiar.

2.- La participación de los trabajadores en la gestión y/o en los resultados y/o en la propiedad (frente a la separación radical de capital y trabajo), que implicaría implantar sistemas de gestión participativos, incluyendo consultas a los representantes de los trabajadores sobre las decisiones no confidenciales más relevantes.

Llegando a incorporar a algún representante de los trabajadores en algún órgano de decisión y/o control, posibilitando el acceso a la propiedad de la empresa a los profesionales que lo deseen y hagan también una aportación económica y apoyando esta aportación con un porcentaje de los resultados para su reinversión en la empresa.

3.- La prioridad del proyecto colectivo sobre los intereses de cualquiera de los grupos de interés (frente a la prioridad de los intereses parciales de unos y otros), mediante estímulos simultáneos para accionistas y trabajadores de forma que se mejore a la vez la rentabilidad sobre fondos propios para los primeros y la retribución global para los segundos.

Destinando, por otro lado, al menos un 50% de los beneficios anuales a incrementar los Fondos Propios y un % sobre ventas superior a la media del sector para actividades de I+D.

4.- Tener en cuenta las necesidades de la comunidad en la que se asienta (frente a la separación radical de actividad empresarial y responsabilidad social), que se traduciría en cumplir rigurosamente la legislación, especialmente la laboral, medioambiental y fiscal de los países en los que desarrolle su actividad y en dedicar un % de los beneficios a actividades de Responsabilidad Social.
Consideramos que este modelo podría ser un horizonte para una adaptación más inteligente, más humana y más sostenible de las empresas vascas a los retos del nuevo escenario competitivo global antes citado.

Juan Manuel Sinde
Asociación de Amigos de Arizmendiarrieta