Foro de Davos: Más vale prevenir que lamentar (Mari Carmen Gallastegui)
30/04/2018
En los últimos quince años los problemas abordados en los distintos Foros de Davos han sido variados, percibiéndose con claridad el cambio que se ha experimentado, a lo largo de los años. Frente a títulos como “Asociación para la seguridad y la prosperidad” o “Creando Confianza”, asuntos que fueron abordados en los Foros de 2003 y 2004, hemos pasado en 2018 a “Creando un futuro compartido en un mundo fracturado”. El título me parece atractivo y, quiero pensar, que constituye una forma de reconocer dos cosas: i) que nuestro mundo, tal como ahora está, no nos gusta y ii) que para arreglar las fracturas que nos dividen habremos de mirar al futuro. Si nuestra visión y nuestro análisis deben contemplar el futuro tiene que ser porque no queremos dejarles como herencia a las futuras generaciones un mundo con problemas acuciantes por abordar y con mejoras difíciles de lograr. La consideración no sólo del presente sino también del futuro es, además de inteligente, imprescindible.
Si del análisis de los títulos pasamos a señalar los problemas que han sido abordados como más importantes en el Foro de este año, nos llevamos una grata sorpresa. El Medio Ambiente y el Cuidado del Planeta Tierra han resultado ser un problema primordial y se ha resaltado que lograr la igualdad entre hombres y mujeres, en todos los aspectos de la vida, es un asunto básico, como lo es el acertar en la predicción de cómo se comportará el sistema económico y el saber actuar para que una crisis como la que nos asoló hace una década no vuelva a sorprendernos y perjudicarnos tan severamente.
Comenzando por la cuestión medio ambiental, una visión optimista nos diría que, por fin, nos hemos dado cuenta de que muchas de las crisis que hemos padecido y los riesgos que hemos tenido que afrontar están relacionados con los activos ambientales, su explotación excesiva y descuidada. En este último Foro se ha percibido la creencia generalizada de que, mientras no nos parezca natural considerar que los activos ambientales o, en general, el Planeta Tierra, constituyen un capital imprescindible para nuestra vida y nuestro bienestar, que mientras sigamos fracasando en la lucha contra el Cambio Climático y la explotación excesiva de recursos naturales, mientras no consideremos que, de la misma manera que cuidamos nuestras posesiones privadas, hemos de cuidar activos que son patrimonio común, seguiremos confrontando eventos climáticos extremos y desastres naturales que causarán muerte y desolación ahora y en el futuro. La frecuencia con la que el Planeta nos ilustra que no le cuidamos como deberíamos es cada vez mayor.
A menudo me pregunto, el por qué si los padres solemos estar dispuestos a ahorrar en nuestros años de vida laboral, con el objetivo de dejar a nuestros hijos/as un capital que les permita vivir con mayor comodidad y sosiego, por qué no podemos pensar de forma similar cuando de lo que se trata es de cuidar un capital natural imprescindible y valioso para ellos y sus descendientes. Se me dirá que la razón es obvia: el primero es capital privado y el segundo no. Lo sé, pero para poder gestionar los bienes y males públicos es para los que se propugnó la necesidad de un sector público potente y eficaz. Los participantes del Foro de Davos lo saben y apoyan como prioridad mundial la gestión pública de los activos ambientales. Ahora falta ver cómo lo abordan y si el mundo se encamina, con diligencia, hacia el logro de este ambicioso e imprescindible objetivo.
Otros temas tratados, también me han sorprendido gratamente. Me parece estupendo que se tomen medidas para impedir la discriminación de las mujeres en todos los ámbitos, ese error sangrante y estúpido que daña a las mujeres, sí, pero también a todo el género humano. El dilapidar conocimiento, capacidad, valores específicos, todo lo que las mujeres podemos aportar, no es solo perjudicial para nosotras, lo es también para el resto de los humanos.
Y paso al último punto. De los muchos ciudadanos griegos que salieron de Grecia para aprender y desarrollar una vida profesional acorde con sus capacidades, bastantes se dedicaron a la enseñanza y la investigación y han triunfado en la profesión. Christopher Pissarides, premio Nobel de Economía, profesor en la Universidad de Brown (Providence, Rhode Island, USA) y de la London School of Economics (UK) es uno de ellos y sabe lo que dice cuando habla de economía. Es un motivo de satisfacción saber que, en su opinión, aún cuando no se pueda descartar que suframos otra crisis económica en el futuro no lejano, no tenemos por qué suponer que será como la última. Por el contrario, si hay una nueva crisis, Pissarides mantiene que no tendrá qué afectar a todo el sistema económico que hemos tratado de renovar y rediseñar durante estos últimos años.
Es indudable que las crisis forman parte del sistema económico, pero también es cierto que el sistema financiero, que no supo estar a la altura de las circunstancias hace una década, se ha transformado de manera radical aunque ello no elimine todos los peligros. De ahí que en Davos se haya concluido que no nos queda más remedio que estar atentos a las señales que pueden anunciar la necesidad de adoptar medidas de prudencia, con antelación suficiente. No cabe duda de que prevenir sigue siendo una acción inteligente.
Mari Carmen Gallastegui
Catedrática emérita de la UPV