Valores básicos compartidos en Navarra (Alfonso García Liberal y Juan Manuel Sinde. Diario de Navarra)
01/12/2018
Valores básicos compartidos en Navarra
Esa es la razón principal que damos a las personas que nos preguntan cómo ha sido posible que todos los grupos del arco parlamentario navarro hayan compartido un “modelo inclusivo participativo de empresa”, por encima de sus diferencias ideológicas y de referentes identitarios, que les llevan tan frecuentemente a agrias discusiones por cuestiones diversas.
El modelo de empresa no es, como sabemos, una cuestión baladí, ni algo en lo que, por quedarse en una mera declaración retórica, sea fácil ponerse de acuerdo. El apoyo unánime tiene, por ello, si cabe, más razón para sorprender.
Pero, afortunadamente, hemos compartido que todos tenemos una común responsabilidad por dejar un legado para las próximas generaciones. El trabajo de calidad, que permita en el futuro el crecimiento personal de nuestros hijos y nietos aquí depende de nuestra capacidad de “ver lejos” y adelantarnos a los cambios que ya empiezan a otear en el horizonte.
En efecto, ya en las últimas décadas el acelerado avance de los descubrimientos científico-técnicos y la globalización de los procesos económicos han modificado el escenario competitivo para las empresas de todo el mundo. Estos factores inciden especialmente en la industria, sector en el que las empresas navarras deben competir por calidad, innovación y respuesta a las necesidades de los clientes con empresas de países con costes laborales muy inferiores a los nuestros.
Con ese marco, la competitividad de las empresas depende en gran medida de sus profesionales, de sus conocimientos técnicos y capacidad de innovación, pero también de su capacidad de trabajar en equipo, su empatía con los problemas de los clientes, …
Estamos hablando, por tanto, de la supervivencia y sostenibilidad de las empresas industriales de Navarra que están compitiendo en el mercado global.
No quisiéramos quitar importancia, por otro lado, para explicar el referido acuerdo, a una cuestión cultural que quizás sea de interés aflorar: existen entre nosotros una serie de valores compartidos, que hunden sus raíces en un humanismo que a nuestra Comunidad Foral llegó de la mano de las creencias cristianas pero que ahora se comparten al margen de las connotaciones religiosas que tuvieron en su inicio.
Esos valores humanistas, de respeto a la igual dignidad humana de todas las personas implicadas en la empresa, de preocupación por el Bien Común, de solidaridad hacia los menos favorecidos por la fortuna, … son el cemento de una cohesión social que, además, contribuye a la competitividad de una sociedad.
No cabe duda que también ha contribuido al acuerdo el hacer un planteamiento flexible y no rígido ni definitivo. Abierto a nuevas aportaciones y pensado para que se pueda adoptar de forma modular y parcial y no necesariamente global.
También entendemos que lo ha favorecido el hecho de que la propuesta no pretenda, por otra parte, negar la existencia de diferentes intereses entre capital y trabajo sino buscar nuevos modos de canalizar ese conflicto mediante la participación de los trabajadores en la empresa. Que, además, lleve a beneficios para todos, como alternativa al paradigma de confrontación como actitud básica, eficaz a veces a corto plazo, pero de consecuencias potencialmente muy negativas para las generaciones venideras.
Hay que felicitar, por tanto, a las personas de los siete grupos políticos presentes en el Parlamento Foral y de tres sindicatos que, junto con varios empresarios navarros de éxito, a título personal y con el concurso técnico de la Asociación de Amigos de Arizmendiarrieta, han diseñado este modelo de empresa. Posibilitando, además, que sea precisamente Navarra la primera región europeas en contar con un marco de actuación global para afrontar el nuevo escenario competitivo.
Es indudable, por otro lado, que son los empresarios los principales protagonistas de su implementación concreta, pero no cabe olvidar el importante papel a jugar por los trabajadores y sus legítimos representantes (que quizás hayan de hacer un esfuerzo de formación no sólo técnica) y por la Administración pública, que tanto con las siempre eficaces medidas fiscales como con el resto de políticas públicas propuestas puede contribuir de forma relevante a su éxito.
Subrayando que las claves del cambio están en la empresa y comienzan con la trasparencia informativa y una comunicación clara, honesta y sistemática, como primer paso para sustituir la confrontación por la cooperación y la participación en la gestión, los resultados y la propiedad (lo que conlleva corresponsabilidad)
Implementando después unas políticas de gestión, que se han revelado eficaces para el proyecto empresarial y satisfactorias para los trabajadores, que merecen ponerse en práctica en todas las empresas, con independencia de su naturaleza jurídica.
Llegar hasta compartir la propiedad con una participación en el capital puede ser un horizonte al que muchas empresas nunca llegarán pero que no queremos descartar habida cuenta de la positiva experiencia del Grupo cooperativo (no lo olvidemos, segundo grupo industrial de Navarra)
Alfonso García Liberal y Juan Manuel Sinde
Asociación de Amigos de Arizmendiarrieta