Navarra, tierra de cooperación (Juan Manuel Sinde)
28/09/2019
Según el economista inglés Paul Mason hay tres retos globales para las próximas generaciones que, en su opinión, son «motivos racionales para el pánico»: la bomba de relojería demográfica, el riesgo de colapso financiero a ella asociado y la degradación ecológica.
Respecto a los dos últimos problemas, Papas tan diferentes como Benedicto XVI y Francisco han apuntado soluciones similares: uno proponiendo una Autoridad Mundial que tenga competencias suficientes para controlar y gobernar el sector financiero internacional, globalizado e imposible de controlar por los Estados. El otro, proponiendo un Órgano mundial similar para preservar el desastre ecológico que nos amenaza.
Ante ambos problemas queda claro que, como muchos analistas subrayan, ante la creciente globalización de los procesos económicos, los Estados nacidos en el siglo XIX «son demasiado pequeños para resolver algunos problemas y demasiado grandes para resolver otros». En los dos casos citados, es imprescindible un alto nivel de cooperación internacional para afrontar los mismos con alguna esperanza de éxito.
Pero no todos los problemas pueden ser resueltos a nivel internacional. Ni es cierto que las pequeñas comunidades no puedan hacer nada para, cuando menos, minimizarlos.
Por ejemplo, la amenaza de deterioro ecológico o el desequilibrio entre las demandas ciudadanas y los recursos públicos disponibles pueden (y deben) ser abordados también desde la cooperación entre los ciudadanos y la Admon. o, en expresión reciente, desde la cooperación público-privada. «La cooperación es la poderosa palanca que multiplica la eficacia de nuestros esfuerzos» insistía Arizmendiarrieta.
Es imprescindible, en ese sentido, que los ciudadanos no nos situemos ante la Admon. como sujetos de derechos ilimitados y asumamos la cuota de responsabilidad que nos corresponde para ser parte de la solución y no de los problemas.
En ese sentido, son conocidas las recomendaciones para ahorrar energía o para favorecer el reciclaje de desechos domésticos. Hábitos nuevos, poco exigentes, en los que Navarra destaca en comparación con otras Comunidades, pero en los que todavía está lejos de países líderes como Finlandia, por ejemplo.
También es conocida la recomendación de grupos cristianos para que familias y empresas se comporten de forma responsable pagando adecuadamente los impuestos establecidos (incluso aquellos, como el IVA, difíciles en ocasiones de controlar por la Administración) y renunciando las empresas a utilizar paraísos fiscales. Igualmente, sugieren hacer una adecuada utilización de los servicios y ventajas sociales establecidas, sin «trampas legales», de forma que puedan llegar para todos los que efectivamente los necesitan.
Sería conveniente también, en este contexto, profundizar en una reflexión serena sobre la presión impositiva adecuada, aunque siempre evitando prejuicios ideológicos de uno u otro signo y buscando actuar sobre problemas que se presentarán en un horizonte de medio y largo plazo. (No se trata, por tanto, de mantener estructuras públicas ineficaces ni de facilitar la pervivencia de lo que algunos analistas denominan «paraísos sociales» refiriéndose a trabajadores con condiciones de trabajo excepcionalmente buenas).
Se derivaría así un reto importante para el propio sector público navarro: revisar sus estructuras y organizarse según los estándares internacionales más eficientes. Buscando fórmulas de cooperación público-privada que hagan posible conciliar el igual trato a los ciudadanos, propio de los servicios públicos, con una gestión más eficaz, característica de muchas actividades privadas, bien con ánimo de lucro o no, como las empresas del Tercer Sector.
En lo que se refiere a ejemplos relativos a la cooperación público-privada, es destacable el éxito en distintas Comunidades autónomas de la enseñanza concertada en centros religiosos o de iniciativa social, en los que estudia prácticamente la mitad de los alumnos navarros, que ofrecen calidad y son gestionados con eficacia y eficiencia. O el eficaz apoyo de las Sociedades de Garantía Recíproca a la financiación de las Pymes, con una fórmula mucho más eficaz para desarrollar sus proyectos que un hipotético Banco Público.
Sería recomendable, por tanto, que el propio Sector Público profundizara en sus oportunidades de mejora, buscando fórmulas innovadoras de cooperación en beneficio de su eficiencia, de forma que ello redunde en el mantenimiento de prestaciones sociales de sostenibilidad incierta en el futuro. Para ello, la realización de estudios comparativos rigurosos con los países más eficaces pudiera aportar luz para ir preparándonos ante un escenario mucho más exigente.
Siendo, además, la Admon. navarra relativamente pequeña, su dimensión podría permitirle ser pionera en ese proceso de modernización a la que tendrán que enfrentarse las distintas Administraciones.
Navarra que, a lo largo de la historia, ha dado niveles extraordinarios de cooperación, antes con misioneros, ahora con voluntarios de ONGs, puede ser también una sociedad que dé ejemplo sobre cómo articular dicho valor para resolver los problemas económicos que tendremos que abordar en el próximo futuro.
Juan Manuel Sinde
Presidente de la Fundación Arizmendiarrieta