Euskadi. Sentido del Propósito X. Asier Alea. Grupos Vocento y Noticias

16/07/2023

Euskadi. Sentido del Propósito X

Los miembros de la generación X nacidos en Euskadi en los años 70crecimosrodeados de una obsesión: Mejorar. Todo. Prepararnos más, construir nuevas infraestructuras, desarrollar nuestras instituciones. Comenzamos mi Ikastola con ilusión en el almacén superior de un supermercado… La reconversión industrial llegó, ETA ensombrecía nuestros días, pero el sentido de propósito compartido permanecía: “hacer país”.

Con el cambio de siglo la generación X entró en el mercado laboral con vocación interiorizada de seguir “haciendo país”.  Pero nos encontramos con que disfrutábamos ya de un coeficiente GINI similar al escandinavo, la industria se había transformado y junto a la ría emergía el Guggenheim. El país ya estaba “hecho”. Lo habían hecho. La generación mejor formada de la historia descubría que, como Olentzero, el sentido de propósito era también cosa de nuestros padres.

Un sentido de propósito es parte integral de la experiencia humana. Es una dirección con visión de futuro. Es diferente a una meta. Querer ser padre es una meta alcanzable. Pero ser un buen padre es un sentido del propósito. Algunos días uno se acerca más al ideal que otros, es un esfuerzo continuo.

Los lugares más dinámicos del mundo presentan un sentido del propósito.  Existen varios modelos. Basados en competencias como el Modelo Nórdico que alinea recursos fácilmente, expresa una propuesta de valor y beneficios a los actores sociales. Otros basados en valores e identidad, como el Manifest Destiny que orientó EEUU durante un siglo, crean un fuerte consenso interno y sentido de trascendencia. Aquellos basados ​​en el estatus del país son muy visibles, como Il Sorpasso italiano, el desarrollismo que guió la Italia de postguerra.

No se trata de grandes experimentos sociales. Es simplemente una búsqueda de sentido, una dirección que permite alinear recursos, realizar proyectos transformadores y no caer en la inercia de la mera gestión. Italia logró Il Sorpasso, posicionándose de nuevo en el mundo como economía avanzada. Sin un nuevo sentido del propósito desde entonces, la inercia ha sustituido el impulso inicial.

Tal vez la búsqueda de un sentido del propósito inculcada a nuestra generación no sea ya necesaria. Sin embargo, estamos en el inicio de tres grandes cambios: el fin de la globalización como proceso sin repercusiones sociales en el mundo desarrollado, el cambio climático y los límites al crecimiento que impondrá la bomba demográfica.

Hasta hace poco se podía afirmar que el efecto de la globalización en las economías avanzadas era benigno. Pero a medida que las naciones en vías de desarrollo crecen, sus sociedades escalan puestos en la cadena de valor añadido y producen el tipo de producto y servicios que hace un par de décadas eran competencia exclusiva de los países desarrollados. La población mundial sobrepasará en 2050 los 9.000 millones. La suma de la clase media de las economías emergentes será más grande que el total de la población combinada de Europa, EEUU y Japón.

A esto se añade el reto del cambio climático y las limitaciones al crecimiento de los recursos del planeta adelantado ya hace 50 años en el informe de MIT que dio pie a la creación del Club de Roma.

Todos estos desafíos requerirán no solo gestión, sino también realizar transformaciones profundas. Rousseau exageró solo un poco cuando dijo que cuando las cosas son verdaderamente importantes preferimos estar equivocados a no creer en nada. Sin un objetivo claro vertebrador como sociedad te arriesgas a la inacción o, peor aún, a que el espacio lo ocupen otras propuestas populistas.

Las reglas del mundo que prometía un bienestar sostenido han cambiado. Nuestra capacidad de generar riqueza y mantener la sociedad del bienestar puede depender en gran medida de generar un sentido del propósito vertebrador, aún a riesgo de estar equivocados. Small is beautiful y los relatos integradores son más fáciles de generar en pequeñas comunidades como la nuestra. Estado de propósito, estado de bienestar.

 

Asier Alea

Doble Licenciatura en Economía y Relaciones Internacionales por Boston University, MBA por M.I.T. y Miembro de la Fundación Arizmendiarrieta