Fortalecer el espacio comunitario. Grupo Noticias y Gara. Juan Manuel Sinde

02/12/2024

Fortalecer el espacio comunitario

El último informe del Consejo Nacional de Inteligencia de USA, referido a las tendencias para los próximos 20 años, subrayaba que, ante las incertidumbres y amenazas de un mundo cada vez más fragmentado, la cooperación pública-privada y la cohesión social serían los elementos clave para las comunidades que quieran superar con éxito los retos futuros.

En ese contexto, una de las líneas a desarrollar para reforzar dicha cohesión social, en la que entendemos puede haber, además, un nivel de acuerdo significativo entre las distintas sensibilidades políticas vascas, conduciría a fortalecer el espacio comunitario y reforzar la sociedad civil, que diversos pensadores entienden que es crucial para el desarrollo de una sociedad democrática y participativa y, por tanto, para encontrar soluciones innovadoras a problemas complejos propios de una sociedad cada vez más diversa como la vasca.

La propuesta, ciertamente, no es novedosa. Quizás su referencia más conocida es el ganador del Premio Nobel de Economía, Amartya Sen, que ha escrito extensamente sobre el desarrollo humano y la importancia de la participación ciudadana en la creación de sociedades prósperas y equitativas. Su libro «Desarrollo y Libertad» explora cómo la ampliación del espacio comunitario puede mejorar las capacidades individuales y colectivas.

Pero también hay otros pensadores de prestigio que apuntan en la misma línea. Así, Albert O. Hirschman que, en su obra «Salir, voz y lealtad» analiza las diferentes respuestas que tienen los individuos ante la insatisfacción con las instituciones. Promueve la importancia de la participación activa de la sociedad civil como una forma de expresar la voz y mejorar las condiciones sociales.

O Michael Walzer, que en su obra «Spheres of Justice: A Defense of Pluralism and Equality», argumenta a favor de una sociedad pluralista donde diversos grupos y comunidades tengan autonomía para perseguir sus propios valores y proyectos, lo que requiere un espacio comunitario robusto y bien definido. También hay pensadores más centrados en casos concretos como el prestigioso sociólogo profesor de la Universidad de Harvard, Robert D. Putnam, que, en su trabajo «Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community», examina el declive de la participación cívica en Estados Unidos y aboga por la reconstrucción del capital social a través del fortalecimiento de las redes comunitarias.

Aunque quizás recientemente ha sido Raghuran Rajan, profesor de la Universidad de Chicago y ex -economista jefe del Fondo Monetario Internacional el que ha hecho una reflexión más global al respecto en su conocido libro “El tercer pilar”.

En general, las razones para fortalecer la sociedad civil y ensanchar el espacio comunitario que aportan los distintos autores coinciden en que promueve el desarrollo económico al facilitar la cooperación entre individuos y grupos para abordar desafíos locales (lo que sería especialmente importante en nuestro caso), pero también permite una mayor diversidad de opiniones y perspectivas, enriqueciendo el debate público y la toma de decisiones; mejora, asimismo, el bienestar y la cohesión social al proporcionar redes de apoyo y solidaridad y ayuda a contrarrestar el aislamiento fortaleciendo el tejido social y reduciendo los problemas sociales.

En el País Vasco, destaca, en ese sentido, la reflexión de Javier Retegui que, en un artículo publicado hace algunos meses, apuntaba que, ante una economía en acelerado cambio, la atomización en las respuestas y el “sálvese quien pueda” limitan la capacidad de adaptación y debilitan al conjunto. Sugería que entidades públicas y privadas, empresas y sus asociaciones, ámbitos académicos, entidades de investigación,…están condenados a entenderse y aunar esfuerzos para proyectar al País hacia cotas ambiciosas que le coloquen en la vanguardia del progreso, abriéndose caminos de cooperación entre entidades heterogéneas para que, mediante pactos, articulen la sociedad. Es época-indicaba- de liderazgos que marquen rumbos, conciten adhesiones, establezcan redes de cooperación y movilicen a las personas, apuntando la conveniencia de trascender el marco del “cooperativismo” para adentrarse en procesos de “cooperación”.

En su libro recientemente publicado, “Horizontes de esperanza”, complementa esa idea recomendando ampliar y reforzar lo que llama el espacio comunitario, situado, en el ámbito socio-económico, entre el sector público y el sector privado de la economía. Dicho espacio, no muy diferente de lo que otros autores denominan sociedad civil ya está formado por una rica variedad de instituciones.Principio del formulario

Paradójicamente, coincide, por otra parte, con la información de haber alcanzado un nuevo record en el número de empleados públicos en el País Vasco. Así, el pasado mes de mayo se publicaba que el empleo público había alcanzado su cuota más alta en Euskadi al sumar 159.256 trabajadores. En cinco años ha crecido un 15,2%, frente al 3,6% del sector privado. Las administraciones públicas concentran la mitad de los puestos de trabajo creados en nuestra comunidad desde la pandemia. Los datos no dejan lugar a dudas sobre su creciente peso en el mercado laboral vasco, en el que han ganado atractivo al ofrecer a las nuevas generaciones, además de estabilidad, unas condiciones salariales, de jornada y conciliación superiores a las que brindan las empresas privadas.

En cualquier caso, el ensanchamiento del espacio comunitario podría ser otro elemento constitutivo de un propósito compartido por la sociedad vasca, que implicaría su toma en consideración a la hora de decidir las políticas públicas (entre las que pudieran tener una importancia singular las políticas fiscales a aplicar a las aportaciones de particulares y empresas a entidades sin ánimo de lucro) y quiénes han de ser los agentes principales de las mismas, de tal forma que se recupere la vitalidad de la sociedad vasca, tan importante en los tiempos previos a la institucionalización del País, y podamos sumar las potencialidades innegables de una Administración pública propia con la creatividad y generosidad de las iniciativas sociales, que, no lo olvidemos, han sido las que nos han permitido llegar hasta aquí con una identidad singular diferenciada de los pueblos que nos rodean, en una larga historia sin instituciones públicas propias.

 

Juan Manuel Sinde
Presidente de Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa