Incertidumbres en el horizonte cercano (Javier Aguirre)

05/01/2019

Incertidumbres en el horizonte cercano

Cada día que pasa, es más frecuente oír hablar de los cambios que se avecinan y que necesariamente van a suponer desajustes en los diferentes modelos empresariales, con los que venimos conviviendo en los últimos decenios e incluso más allá del siglo pasado.

En el País Vasco en particular, y de forma bastante intensa desde 1958, fecha en la que se inicio la andadura del actual grupo Mondragón, se han venido desarrollando de forma permanente las Cooperativas de Trabajo Asociado, que además de las integradas en el Grupo Mondragón, tienen una presencia cualificada en el tejido empresarial vasco, ya que todas ellas desarrollan actividades en todos los ámbitos de la economía del país con esa denominación. Otro modelo emergente en 1981, fue el de las Sociedades Laborales, que inicialmente nacieron como una respuesta a la crisis industrial y empresarial de finales de los años 70 y que durante toda la década de los 80 y los 90 se fueron consolidando como un referente empresarial, en el que los trabajadores tienen la doble condición de asalariados y propietarios de la empresa a la vez. Tanto las Cooperativas dentro y fuera del Grupo Mondragón, como las denominadas Sales, han afrontado en las últimas décadas, situaciones por todos bien reconocibles de incertidumbre y crisis que han sabido afrontar a pesar que en muchos de los casos, que sus debilidades financieras eran bien apreciables y de no haber sido por el compromiso de las personas con el proyecto, este se hubiera venido abajo, mostrándose como su principal fortaleza, la implicación del colectivo de socios trabajadores con los resultados de la empresa.

Bien podríamos afirmar, que estos modelos empresariales saben adecuarse a las situaciones de cambio, no sin dificultades, pero si con la templanza necesaria para aguantar las dificultades y sobreponerse a las adversidades de forma notable.

Recientemente, los Parlamentos Vasco y Navarro, han aprobado por unanimidad de todos los grupos políticos, la propuesta presentada por la Fundación Arizmendiarrieta y denominada “Modelo Inclusivo Participativo Vasco Empresarial” MIPVE.

Esta propuesta recientemente aprobada, hoy se está trasladando a la sociedad en general, a los empresarios a través de las agrupaciones empresariales, a los trabajadores a través de los sindicatos y como no podría ser de otra forma, también en el ámbito universitario y de las asociaciones profesionales.

Por otra parte, al hilo de lo antes citado, en alguna de las asociaciones empresariales de nuestro entorno, se viene considerando con cierta resonancia, la necesidad de afrontar los nuevos retos del futuro desde  un nuevo paradigma.

El Paradigma de la confluencia de los intereses empresariales con los intereses de los trabajadores, de tal forma que se potencie el entendimiento de las relaciones laborales y se considere la conveniencia de impulsar y/o promover la participación de los trabajadores en los resultados de las compañías a través de tomas de participaciones accionariales y otras formulas que permitan el fortalecimiento financiero de las empresas y la sostenibilidad del empleo.

Nadie hoy en día duda, de los grandes cambios que se avecinan en un futuro cercano. La movilidad de las personas y de los bienes de consumo, son determinantes en el marco de la economía en general y de la nuestra en particular. En las últimas décadas, en el País Vasco hemos soportado mejor que en otras regiones del Estado Español las dificultades de la crisis que floreció maléficamente en 2007, y que nos descabalgo de un estado de confort ilusorio, que todo el mundo decía ver, pero nadie predijo ni lo anuncio, simplemente nos arraso como un tsunami y trajo consecuencias, que al día de hoy se han quedado entre nosotros. Sin embargo a lo largo de la historia, de los grandes fracasos han nacido grandes proyectos y éxitos transcendentales, que han permitido que de la evolución de las personas en situaciones extremas, florezcan nuevas ideas que ayuden en la mejora de las condiciones de las personas y la sociedad en general.

El Padre Arizmendiarrieta, vivió en su entorno y probablemente en sus  propias carnes, la experiencia de la pobreza y porque no decirlo, también de la  explotación y las desigualdades sociales  de todo un pueblo sometido después de una cruenta guerra civil, en la que se carecía en muchos casos de los bienes imprescindibles para el sustento humano.

En ese contexto impulso lo que hoy es un proyecto exitoso, a pesar de algunos fracasos sonados, que en ningún caso deben enturbiar las bondades manifiestas del mismo y precisamente desde la Fundación que lleva su nombre, nace y se desarrolla un pensamiento fundamental del mensaje del Padre Arizmendiarrieta.

“Lo que es bueno para mí, no puede ser malo para los demás”

Es por eso y por el sueño de avanzar hacia un mundo mejor, un mundo más social, más democrático y solidario, que quienes vivieron la experiencia de las cooperativas y su entorno, sientan la necesidad de ofrecer un modelo de desarrollo empresarial, para que pueda aplicarse y fusionarse con otros modelos empresariales, en la búsqueda de la ruptura de la incomunicación y el desencuentro permanente, con una situación radicalmente opuesta en la búsqueda del  encuentro de las fortalezas, en base a la cooperación y al entendimiento. Ya hoy mismo se están dando  pasos en esta dirección y de forma exitosa en algunos de los casos, como es el desarrollo de las Esop en los Estados Unidos y otros más cercanos como el de Voestalpine en Europa y otras experiencias que, apostando por la ruptura del enfrentamiento de los intereses empresariales con los de los trabajadores, dirigen sus esfuerzos en el fortalecimiento de las relaciones en base a la eficacia y la eficiencia, para juntos afrontar los retos del futuro, que aun siendo impredecibles en muchos casos, nos encontraran con la fuerza del trabajo en equipo de forma transparente y remando en la misma dirección, para conseguir la rentabilidad sostenible de nuestras empresas, en armonía con los derechos y los intereses de los trabajadores, que siempre serán los más interesados en el mantenimiento del empleo y la generación de riqueza, así como de una distribución justa de la misma.