La Economía de la Cooperación: hacia un modelo propio (Andoni Mujika)

07/11/2016

Durante estos últimos años, son varios los agentes que hablan sobre la necesidad de ‘otra’ economía. También en nuestro país este asunto estimula no pocas reflexiones e iniciativas. Entre todas ellas, queremos fijar nuestra mirada en la denominada Economía de la Cooperación. Es preciso indicar que en el origen de este concepto se encuentra la organización Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa. Pero para ir centrándonos, ¿Qué se quiere decir con la Economía de la Cooperación? Expresado en una sola frase sería un modelo vasco de economía y de empresa más humano. Y tal y como indica el propio termino, esa definición estaría configurada por los valores propios de la cooperación. Para terminar con esta introducción, probablemente, es interesante añadir este otro dato: este modelo se plantea para cualquier tipo de empresa.

Pero antes de seguir, quisiéramos explicitar, porque nos podría ayudar, una cuestión clave sobre cómo entendemos la cooperación: su valor reside en poder llevarlo a la práctica, en hacerlo real. Si eso no se hace bien, todo lo demás no sirve para nada. Y la fase de la aplicación tiene sus leyes. Si hacemos caso a la experiencia, en este terreno se podrían recoger tres pasos para que se produzca de forma eficaz la cooperación: Primero, debatir y debatir las opiniones y visiones propias, libremente. Segundo, buscar tenazmente el acuerdo hasta conseguirlo. Y tercero, una vez se llegue al acuerdo, defenderlo como propio, sin fisuras. Como se puede ver, queda claro que hacer cooperación eficaz exige mucha madurez y generosidad.

 

Después de este apunte sobre la práctica de la cooperación, procuremos avanzar en la definición del concepto. Podemos afirmar que los rasgos de este modelo se asientan, básicamente, en el campo de la cooperación y en el pensamiento de Arizmendiarrieta; es ahí donde se inspira esta propuesta. Pasemos pues, sin mayor dilación, a enumerar sus características y potencialidades:

 

Humanización. La idea central de este modelo es humanizar la economía y la empresa, situando a la persona en el centro de la organización. La persona está en el origen, en el proceso y en el objetivo final del proyecto; es la figura más importante de todo el sistema. Además de esto, la persona es el agente más importante para la transformación del entorno, es el sujeto. ‘En primer lugar, cambiar a las personas para, después, transformar la sociedad’, diría Arizmendiarrieta.

 

La importancia de contar con un modelo propio. Es importante contar con un modelo propio en cualquier área socio-económica, y en cualquier país. No obstante, si ese país es pequeño, se convierte en algo todavía más importante. Eso es lo que ocurre, también, en el campo de la economía y de la empresa. Por lo tanto, es fundamental encontrar el modelo que más se acerque a la idiosincrasia de cada país. Si se afina en esa búsqueda, contaremos con un rumbo en esta área. En esta propuesta, como ya se ha expuesto, el modelo que se propone se fundamenta en la idea de la cooperación. Y ¿por qué? Porque pensamos que es el que más se acerca a nuestra identidad, experiencia, valores y cultura.

 

Compromiso social. Se entiende que la empresa, junto con otros actores socio-económicos, es un agente activo que coopera en y para la comunidad, es parte de ella. Por ello, el proyecto de empresa transciende las fronteras de la organización y comparte una misión junto con la comunidad: trasformar la sociedad.

 

Autonomía y autogestión. Esta propuesta, enmarcada en el ámbito de la autogestión, quiere fomentar la autonomía de las personas, su sentido de la responsabilidad y su capacidad de emprendizaje. Se pretende caminar hacia la autonomía; trabajar para lograr que, poco a poco, las personas y los grupos sean dueños de sí mismos y se conviertan en sujetos de sus vidas.

 

Democracia interna, propiedad y participación. Se tiene la convicción de que participar en la gestión de la empresa, en su toma de decisiones y en la propiedad es importante e interesante por diversos motivos. Ir instalando la cultura de la democracia en el seno de la empresa aumenta la implicación para con el proyecto, se produce un reparto más justo de la ganancias, crece la motivación y se mejora en calidad y creatividad. Es sabido que la práctica de la democracia es más compleja que otras formas de hacer más piramidales, pero sus resultados también pueden ser sustancialmente mejores en diferentes aspectos. Y también existe la posibilidad de graduar y adaptar este tipo de conceptos.

 

Intercooperación. Es decir, una cooperación en dos direcciones. El principio que subyace en la intercooperación es que las partes que intercooperan tienen algo que ofrecer y algo que recibir. Esta práctica está corroborada en el País Vasco, y ha generado unos resultados francamente interesantes. La Economía de la Cooperación otorga a la intercooperación entre empresas una gran importancia, desarrollándose con ella dos grandes objetivos: uno, el reforzar la solidaridad y la sostenibilidad entre empresas y, dos, el poder acceder a proyectos más ambiciosos y complejos.

 

La cooperación público-privada. Quizás sería más exacto decir la cooperación público-social. El objetivo sería analizar la posibilidad de atender servicios sociales a través de empresas de carácter social. Parece que esta vía podría tener algunas ventajas para la sociedad. Vamos a citar algunas brevemente: en primer lugar, sobra decir que se cumpliría con calidad la misión de atender el servicio social que corresponda; en segundo lugar, se desarrollaría el emprendizaje social y la responsabilidad social; por otro lado, se racionalizaría el gasto haciendo que el servicio fuese más viable;  además, se impulsaría a las organizaciones socio-económicas sin ánimo de lucro y que cuentan con una sensibilidad especial con estos temas; y otra cuestión bien importante, se podrían regular tanto las condiciones de los trabajadores que trabajasen en estas áreas como otras condiciones.

 

Un modelo para cualquier empresa. Estamos hablando sobre el modelo vasco de economía y de empresa, por lo tanto, en principio, la Economía de la Cooperación se puede implementar en cualquier empresa vasca. Esta fórmula puede aplicarse de una forma más o menos exigente, adaptándola a las diversas realidades que tenemos. Ahora bien, no podríamos perder nunca el objetivo de humanizar y democratizar la empresa.

 

Exitosa y eficaz. En nuestro entorno existe una realidad rica de experiencias que se basan en la cooperación. Estas realidades han demostrado que las organizaciones que asumen estos valores pueden ser exitosas en el plano económico y en el humano-social. Incluso podríamos decir más: se trata de experiencias más exitosas porque son más humanas.

 

Atentos a los desafíos mundiales del siglo XXI. El medio ambiente, la demografía, la economía, la justicia, el sistema financiero, la diversidad cultural, por citar algunos retos importantes, deben de estar presentes entre nuestras preocupaciones. Es obvio que desde esta dimensión no se pueden abordar, ni solucionar estos temas en su globalidad. Pero sí podemos empujar en una dirección sensible, acorde a un modelo sensible por definición.

 

Andoni Mujika