Nuevas generaciones y organización social (Javier Retegui)
03/10/2016
Nuevas generaciones y organización social
Nuevas generaciones formadas irrumpen en la sociedad reclamando participar en la tarea constructiva. Sus conocimientos, libertad, dignidad y responsabilidad ,les habilitan como soporte del progreso pero se encuentran con anquilosadas organizaciones que, respondiendo a criterios del pasado, dificultan su contribución. Se adapta el sistema o nos conduce a traumáticas consecuencias.
En épocas, no tan lejanas, se han dado cambios en la relación persona-sociedad. En la dictadura franquista, carente de libertades básicas, la “democracia orgánica” imponía sus postulados negando a la persona participar en la vida pública. En esas extremas circunstancias se crearon “vías paralelas”, de forma clandestina o tolerada, a través de las cuales se articulaban proyectos comunitarios al margen de la organización oficial.
Con la llegada de la democracia afloran las libertades, se implantan las elecciones, se crean partidos políticos y se restablece la división de poderes. Es una bocanada de aire fresco tras el rancio y asfixiante ambiente de la dictadura. La relación persona-sociedad cambia radicalmente:
- Las instituciones democráticas asumen y apoyan los movimientos comunitarios y se desmoviliza la sociedad.
- Los líderes sociales pasan a la acción política.
- Se pasa de posiciones comunes compartidas a la fragmentación y división en partidos políticos.
- Se quiebra el “voluntarismo comunitario” canalizandola acción a través de partidos políticos y las nuevas instituciones públicas democráticas.
- Se debilitan y diluyen las vías de participación unitaria.
Bregados compañeros de afanes comunitarios se distancian y convierten en contrincantes políticos. De ahí nace el popular dicho: “Contra Franco vivíamos mejor”
¿Ha quedado superada la movilización comunitaria sustituida por la acción política?
Hay ámbitos de actuación que requieren de consensos sociales no abordables desde la política fragmentada y, por otra parte, hoy la sociedad cuenta con una gran riqueza de instituciones: académicas, científicas, económicas, culturales y sociales que, al margen de toda fragmentación ideológica, tienen mucho que aportar.
Por encima o anterior a la política están los sentimientos comunes de pertenencia y las necesidades esenciales de una comunidad que tiene un destino común y no distingue entre opciones ideológicas, de raza, sexo, religión o clase. Es un estadio previo al político y sustrato del mismo.
“Las necesidades unen, las ideas separan” (Arizmendiarrieta) o la frase más reciente “Para mantener la ideología hay que garantizar la comida” (Evo Morales) reflejan que hay ámbitos esenciales que requieren de respuestas primarias.
En el actual momento podemos señalar algunos de esos aspectos. Son los siguientes:
- La combinación de democracia política y sistema de participación. Desde la legitimidad democrática se pueden articular modos de participación: directa (listas abiertas), consultiva (optativa, preceptiva o vinculante), legislativa (participación consultiva de colectivos en la aplicación de las leyes; ejemplo: Ley de Desarrollo rural) y otros. Combinan legitimidad democrática y participación social. (“Profundización de la democracia política”)
- El esfuerzo combinado de la sociedad para garantizar el derecho al trabajo de todos y el de participar en la empresa cooperando con el capital sin sometimiento o sumisión. El objetivo de configurar un sólido tejido empresarial interconectado mediante pactos de cooperación. (“Democracia económica”)
- La transformación organizativa de instituciones sociales que sustentadas en el “paternalismo” deben evolucionar hacia sistemas participativos en los que se identifiquen las personas con los fines y estrategias. (“Democracia social”)
Este “trípode democrático” amplía o extiende la participación sin alterar la actual legitimidad del sistema establecido. Es pasar de la democracia formal a la participación democrática de una población formada que reclama protagonismo.
Estos cambios no son neutros ni fáciles de implantar. Requieren modificaciones estructurales y cambios en las pautas de comportamiento, difícilmente asumibles por las dispersas fuerzas políticas. Se necesita la participación y confluencia de las numerosas instituciones sociales que, al margen de cualquier ideología, son capaces de generar un estado de conciencia y de orientar los cambios. Una vez más, la acción comunitaria puede abordar problemas y necesidades comunes que son básicas para la sociedad.
Las nuevas generaciones requieren, para su plena integración, la adaptación y ampliación de la democracia, en todas sus dimensiones, que facilite la participación en el seno de la legitimidad representativa. “Socializar el saber para democratizar el poder” (Arizmendiarrieta). Se ha socializado el saber, es hora de extender y ampliar la democratización del poder, en todas sus manifestaciones.
Javier Retegui
Miembro de Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa